Según Duarte, las marchas y protestas de diversos sectores en marzo pasado reflejan un alto nivel de insatisfacción con la gestión del gobierno, especialmente por su inacción frente a necesidades urgentes de la población.
La experta evaluó que las protestas pueden catalizar proyectos alternativos, pero que, sin propuestas sólidas, las cuales conecten con las demandas populares, el descontento no se traducirá en cambios efectivos.
«El desafío es articular alianzas y plataformas que transformen el malestar en victorias electorales con vistas a los comicios de 2026», dijo.
Paraguay se vio envuelto en semanas recientes en sistemáticas marchas y protestas de jóvenes, campesinos, mujeres, maestros, grupos de pueblos originarios y trabajadores que denunciaron lo que consideraron estado deplorable de atención y corrupción que señorea la nación.
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