Según informes de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en el año 2020, en América Latina y el Caribe se produjo una muerte materna cada hora, retrocediendo dos décadas en los indicadores de salud materna en la región.
“Estas cifras no solo implican un empeoramiento en los resultados, sino una profundización de las desigualdades, que representan tragedias particulares e inaceptables que en la mayoría de los casos serían evitables”, afirmó Barbosa.
El número de muertes de mujeres embarazadas no condice con el grado de desarrollo de esta región, por lo que es imperioso eliminar esa contradicción, añadió.
Entre 2016 y 2020 la mortalidad se incrementó en un 15 por ciento, mostrando señales de estancamiento y alejando a la región de la posibilidad de cumplir con las metas y compromisos asumidos, como los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda Sostenible de Salud de las Américas.
Luego, el azote de la pandemia de Covid-19 evidenció las vulnerabilidades de las infraestructuras sanitarias de la zona y exacerbó las desigualdades en el acceso a los servicios de salud, con un profundo impacto sobre las mujeres.
De acuerdo con los Indicadores Básicos de Salud de la OPS, actualizados en 2023, más del 90 por ciento de las mujeres reciben al menos cuatro consultas durante el embarazo, en tanto cerca del 97 por ciento de los partos son atendidos en establecimientos de salud y más del 96 por ciento por personal calificado.
Además, la cobertura en servicios de salud sexual y reproductiva supera el 80 por ciento.
“Es necesario examinar por qué esta inversión no se traduce en mejores resultados”, enfatizó Barbosa, a la par de señalar que existen múltiples factores que inciden en la mortalidad materna, incluyendo aspectos socioeconómicos, culturales, educativos y ambientales.
Para abordar estos desafíos, Barbosa instó a implementar estrategias que contemplen intervenciones reparativas a las situaciones de vulnerabilidad y abordar aspectos relacionados con las normas y roles de género.
En este contexto, destacó que nueve de cada 10 muertes maternas podrían evitarse mediante el acceso universal a servicios de atención materna de calidad y métodos anticonceptivos modernos, entre otros recursos.
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