Un día antes del solsticio de verano, a celebrarse hoy 20 de junio en el hemisferio norte, ocurrió el incidente cuando ambos individuos corrieron hacia los monolitos con botes de spray.
Varios miembros del público intentaron detenerlos, aunque en vano, pese a los esfuerzos de muchos que lanzaban gritos de «nooooooo», según recogió la prensa británica.
Algunas partes del histórico círculo de piedras quedaron cubiertas de naranja y uno de los arrestados apuntó que la pintura se caerá pronto, pero los daños al clima aumentarán.
La harina de maíz naranja usada para crear un espectáculo llamativo se lavará pronto con la lluvia, pero la urgencia de una acción gubernamental para mitigar las consecuencias catastróficas de la crisis climática y ecológica no desaparecerá, precisó uno de los activistas.
Según un comunicado de Just Stop Oil, era momento de poner en marcha una «acción megalítica» con el objetivo de exigir que próximos gobiernos de Reino Unido se comprometan a eliminar gradualmente los combustibles fósiles para 2030.
Una de las detenidas es una estudiante de Oxford quien declaró que la quema continua de petróleo, carbón y gas está causando muerte y sufrimiento.
La policía de Wiltshire confirmó la detención bajo sospecha de dañar sitios patrimoniales.
Una portavoz de English Heritage, organización encargada de la gestión del patrimonio histórico de Inglaterra, describió el hecho como «extremadamente perturbador», señalando que ahora se investiga el alcance del daño.
El primer ministro, Rishi Sunak, condenó lo sucedido calificándolo de «vergonzoso acto de vandalismo».
No es el primer incidente en el que Just Stop Oil se ha involucrado, el grupo llevó a cabo anteriormente protestas para llamar la atención sobre la necesidad de dejar de utilizar combustibles fósiles.
Entre sus acciones más notorias se encuentra el ataque con sopa de tomate sobre «Los Girasoles», de Vincent van Gogh en la National Gallery de Londres, pero la obra estaba protegida por un vidrio y no resultó dañada.
Se trata de acon tecimientos que generan intensos debates sobre los métodos de protesta y su impacto en el patrimonio cultural y artístico.
Muchos reconocen la urgencia de abordar la crisis climática, pero las tácticas agresivas y destructivas son criticadas, tanto por las autoridades, como por el público.
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