Miles de manifestantes invaden a diario las calles capitalinas y de otras ciudades del interior contra un plan de austeridad basado en el alza de impuestos propuesto por el mandatario y aprobado por el Parlamento, aunque aún pendiente de sanción por Ruto.
Las protestas ya lograron que el Ejecutivo retirara el aumento del 2,5 por ciento al valor agregado del pan y el gravamen anual a la posesión de vehículos y prometiera la revisión de otros apartados, pero tras ganar vapor los promotores de las manifestaciones, organizadas a través de las redes sociales, parecen poco inclinados a detenerse.
Este domingo, el presidente convocó a una reunión con los jefes de los servicios de seguridad y la Policía y pronunció un sermón en una iglesia durante el cual alabó la vocación democrática de la juventud y anunció la decisión de convocar a un diálogo para debatir temas de interés general.
Sin embargo, el mandatario no menciona intención de abandonar el programa de austeridad por él diseñado para estabilizar la economía keniana, lastrada por la inflación, el aumento de la pobreza y el endeudamiento internacional. Parte de la responsabilidad de la inflación galopante recae sobre el presidente, quien tan pronto asumió el cargo el 13 de septiembre de 2022 retiró la subvención a los combustibles y detonó un aumento de precios de los productos de primera necesidad.
Hasta hoy dos personas murieron y unas 200 fueron arrestadas durante las protestas de los últimos días a pesar de que, según despachos de prensa, Ruto ordenó a la Policía abstenerse de emplear fuerza extrema en la contención de las marchas callejeras.
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