Más de 49 millones de franceses están convocados a ejercer su derecho al voto, apenas tres semanas después de las elecciones europeas, en las cuales el partido de extrema derecha Agrupación Nacional (RN) obtuvo una clara victoria, que desató un terremoto político en suelo galo.
El 9 de junio, el presidente Emmanuel Macron disolvió la Asamblea Nacional y convocó a las nuevas legislativas, que tendrán el 7 de julio la segunda vuelta, decisión que argumentó con el propósito de poner en manos del pueblo el camino a seguir.
Mañana, tres campos políticos buscarán la mayoría absoluta en la Asamblea, al menos 289 de sus 577 diputados: RN, el bloque de fuerzas de izquierda Nuevo Frente Popular, integrado por socialistas, insumisos, comunistas y ecologistas, y el oficialismo, representado por el partido en el poder Renacimiento y sus aliados.
Si una de las dos principales opciones opositoras logra su objetivo de dominar la cámara baja, podría contar con el puesto de primer ministro, escenario que impondría a Macron una incómoda cohabitación en el poder, muy rara desde la instauración en 1958 de la V República.
Abundan los rumores y las publicaciones sobre la renuncia del mandatario en caso de otro revés en las urnas, hipótesis que el jefe de Estado ha descartado de manera categórica.
Todas las encuestas divulgadas entre el 10 de junio y ayer dieron ventaja a la extrema derecha, seguida del Frente Popular, con el oficialismo relegado a la tercera posición.
La eventual llegada al poder de la extrema derecha por la vía de un primer ministro cohabitando con Macron inquieta a muchos franceses, pero un sector importante de ellos ve en RN la solución para los problemas del país, como la pérdida de poder adquisitivo y la inseguridad.
El presidente y el primer ministro Gabriel Attal han insistido en que solo su campo garantiza estabilidad, mientras tildan a los otros contendientes favoritos de “los extremos”.
Macron incluso llegó a evocar que un triunfo en las legislativas de esos alegados extremos, de derecha o de izquierda, tendría consecuencias tan nefastas como una guerra civil, propósito que generó repudio entre líderes de la oposición.
El interés de la ciudadanía francesa por las elecciones de mañana es elevado, al punto de que pudiera darse la participación más alta este siglo en unos comicios parlamentarios, superior al 64,4 por ciento registrado en 2002.
Ya se rompió un récord con el voto en línea de 410 mil franceses residentes en el exterior que dejò bien atrás los 250 mil que lo hicieron en 2022.
En el continente americano y en la Polinesia francesa transcurrirá hoy la jornada electoral de las legislativas, cuyos primeros resultados comenzarán a salir el domingo con el cierre de los colegios en el territorio metropolitano, aunque los datos definitivos se prevén a partir de las 23:00, hora local.
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