La reciente parlamentaria y ulterior sanción por el presidente Julius Maada Bio de la ley que proscribe esos enlaces, comunes en la mayoría de los países africanos, chocó con la reticencia de sectores tradicionalistas cuyos argumentos, el primero que forma parte de la sociedad hace siglos, fueron desoídos.
El gobierno, patrocinador de la legislación aduce que la ley fue concebida para proteger a las menores sierraleonesas, de las cuales más del 33 por ciento son obligadas a contraer nupcias antes de tener la suficiente madurez biológica y sicológica para asumir las obligaciones que comporta un matrimonio.
Acorde con la ley, quedan prohibidos los matrimonios de personas menores de 18 años de edad y establece penas de hasta 15 años de internamiento penitenciario o cuatro mil dólares de multa, o ambas, para los violadores.
Incluso quienes sirvan de testigos a matrimonios contrarios a la ley, también irán a parar tras las rejas o deberán pagar la multa.
De su lado, el presidente Bio echó rodilla en tierra por la legislación y difundió a través de internet un post en cual afirma que “siempre he creído que el futuro de Sierra Leona es femenino. Esta y las futuras generaciones de muchachas deben desenvolverse en una Sierra Leona en la cual sus derechoos están protegidos”.
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