En realidad, debería decirse que la información es reiterativa y todas las “fuentes dignas de crédito” lo repiten hasta la saciedad, con pistas como el programa, a partir de las 1900 hora local y con toda la tecnología de punta en el ultramoderno Estadio Santiago Bernabéu de esta capital.
Kiki, como lo apodan cariñosamente, dejó de ser integrante del París Saint Germain desde el 1 de julio, y después de siete años de espera, con una suerte de entrega por capítulos de su telenovela personal, finalmente llega a la “casa blanca”.
Su fama actual, no sólo se remite al partido crucial esta noche de cuartos de final de la Eurocopa, Francia contra la Portugal de su ídolo de la niñez, Cristiano Ronaldo, sino también por la máscara que deberá llegar y sus declaraciones políticas.
Lesionado en el primer encuentro ante Austria con una fractura en la nariz, Mbappé jugó los dos últimos cotejos con una máscara negra protectora, tras ausentarse frente a Países Bajos. Su balance, un gol de penal contra Polonia.
Luego, la víspera se pronunció de forma más vertical respecto al balotaje en las legislativas de Francia el próximo domingo, llamando al voto en contra de la ultraderecha, de momento con ventaja después de la primera vuelta de los sufragios.
Más allá, la parafernalia alrededor de Mbappé no cesará en los próximos días, siga o no Francia en la Eurocopa, porque el 16 de julio junto con su presentación en el Bernabéu, se pondrán a la venta las camisetas con su nombre y previsiblemente con el número nueve en su parte posterior.
La danza de los millones del fútbol se pone una vez más a prueba, con el chico de oro francés.
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