A poco más de un kilómetro de la meta en el recorrido entre Gruissan y Nîmes, el primer africano negro en ganar una etapa de la Grande Boucle -lleva tres victorias parciales- fue al suelo y no pudo disputar el esprint en la octava y última jornada llana en la edición 111 del clásico, o lo que es lo mismo: propicia para los velocistas.
El pedalista de 24 años sufrió golpes en la espalda, el codo y la rodilla, por lo que tuvo que recibir el apoyo de sus compañeros de equipo en el cierre, dominado por el belga Jasper Philipsen (Alpecin-Deceuninck), quien relanzó la batalla por la camiseta verde.
Girmay se mostró tranquilizador en sus primeras palabras, pero en el deporte de los pedales siempre hay que esperar respecto a las consecuencias de las caídas.
El eritreo vio reducida su ventaja a solo 32 puntos en un Tour de Francia que entrará mañana en los Alpes, con el esloveno Tadej Pogacar (UAE Team Emirates) vestido de amarillo y con la etiqueta de virtual campeón, aunque su gran rival, el danés Jonas Vingegaard (Team Visma), no se da por vencido.
Philipsen lamentó lo ocurrido al pedalista africano y agradeció el esfuerzo de su equipo, que facilitó su tercer triunfo de etapa en la Grande Boucle, después de un arranque discreto.
Biniam no merece perder la camiseta verde de esta manera, reconoció.
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