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sábado 20 de julio de 2024
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Antonio Gades, el amor por el arte y la Revolución cubana

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Buenos Aires, 20 jul (Prensa Latina) El bailarín y coreógrafo español Antonio Gades (1936-2004) era un apasionado de la vida y su relación con la Revolución cubana, una historia de amor, afirmó hoy el escritor argentino Julio Ferrer, autor de un libro sobre él.

En declaraciones exclusivas a Prensa Latina con motivo del aniversario 20 de su muerte, Ferrer resaltó la obra del artista, sus lazos con la nación caribeña y su solidaridad con las víctimas de la última dictadura cívico-militar en Argentina (1976-1983), algunos de los temas abordados en el volumen que está hoy a la venta.

El texto Antonio Gades. Arte y Revolución está disponible desde finales de junio en las librerías de España, en la página web de la editorial Penguin Random House y en otras plataformas digitales.

Más adelante será publicado en otros países de habla hispana.

Nacido en 1936, Gades revolucionó el baile clásico español y renovó el flamenco, al que intentó devolver su esencia popular y genuina.

Dirigió el Ballet Nacional Español y representó obras de gran relevancia como Bodas de sangre, Fandango, El sombrero de tres picos, El amor brujo y Retrato de mujer.

Entre muchos otros galardones, recibió el Premio Homenaje del Gobierno argentino por cimentar los lazos culturales entre ambos países y fue condecorado por el líder cubano Fidel Castro (1926-2016) con la Orden José Martí por «su amor, amistad y fidelidad inquebrantables hacia el pueblo y la Revolución”. Era un apasionado de las bellezas que brinda la vida como la amistad, el arte, la política y el amor. Ponía mucho esfuerzo y trabajo en cada pieza y se alimentaba de todo aquello que lo inspirase. Todo lo vivía de una manera intensa, afirmó Ferrer.

Tenía un sentido del humor muy inteligente y a veces sarcástico, podía ironizar sobre sí mismo e incluso bromear e imitar a cualquiera. Le gustaba la pintura, el cine, la música y la lectura. Era un estudioso, sentía curiosidad por todo, pero sobre todo por seguir aprendiendo, añadió.

Además, resaltó que, como ser humano y artista, Gades era insobornable, ético y generoso.

Todos estos aspectos –y muchos más- están revelados en el libro a través de su propia voz y de más de 60 testimonios recopilados en distintas partes del mundo, apuntó y se refirió en especial al vínculo del bailarín con la Revolución cubana y su gran amistad con Fidel y Raúl Castro y con otras figuras centrales de la historia de la isla como Vilma Espín, la prestigiosa bailarina Alicia Alonso y el cineasta Alfredo Guevara.

Asimismo, destacó su relación con el Ballet Nacional de Cuba y las puestas en escena de sus obras y coreografías (entre ellas Ad Libitum, creada especialmente para Gades y Alonso).

Encontró en la tierra de José Martí los sueños y enseñanzas de su padre Vicente Esteve: un lugar donde no existía la explotación del hombre por el hombre y la dignidad y la ética eran valores insobornables. Todo eso lo halló en la isla rebelde, donde están sus cenizas que ya son parte de la savia revolucionaria de un continente en lucha permanente, indicó Ferrer.

Por otra parte, aseguró que “practicó la solidaridad internacional, razón por la que generó una relación de amistad y compromiso político con exiliados argentinos en tierras españolas, quienes trataban de salvar sus vidas de la política de exterminio de la dictadura que dejó 30 mil detenidos-desaparecidos, instaló centenares de campos de concentración y un país destruido en su tejido social, cultural y económico”.

Gades sentía la lucha y comprendía el dolor de las Madres de Plaza de Mayo porque la suya (Aurelia) sufrió la pérdida violenta de su hijo Enrique, hermano menor de Antonio, comenta Ferrer.

En ese sentido recuerda que “en uno de sus tantos espectáculos en Argentina, presentó en el estadio Luna Park su obra Fuenteovejuna, el clásico de Lope de Vega, que trata sobre la rebelión popular contra un orden tiránico. Ante el aplauso ensordecedor del público, pidió silencio y sostuvo: Vamos a nombrar las cosas por su nombre, dedicamos esta función a las Madres y a los asesinados”.

Para el autor, esa fue toda una declaración de principios del coreógrafo y bailarín, a quien considera un hombre comprometido con su tiempo, que buscó sin cesar la belleza del arte y la libertad de los oprimidos.

arc/gas

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