Tales fines se alcanzan mediante el desarrollo productivo, el empleo y las competencias, la protección social, así como el cumplimiento de derechos laborales con un marco integrado de políticas con enfoque de igualdad de género, explica la OIT.
La Estrategia de formalización para América Latina y el Caribe -a implementar entre 2024 y 2030- tiene como objetivo estructurar y fortalecer la respuesta integrada y coherente de la OIT para alcanzar del trabajo decente y la justicia social.
De acuerdo con la directora regional de la OIT para América Latina y el Caribe, Ana Virginia Moreira, la informalidad en la región abarca tanto el empleo informal como las unidades económicas informales, problemas que requieren un abordaje integral, además de fomentar un entorno propicio para la formalización y el desarrollo sostenible.
La condición de trabajo informal, subraya la OIT, afecta a uno de cada dos personas trabajadoras en la región, y pese a los avances es un desafío persistente que requiere de la actuación inmediata, renovada y decidida de los gobiernos, los diversos interlocutores sociales y el sector privado.
Esa condición se relaciona con la pobreza laboral y el acceso limitado a la protección social. Asimismo, la región enfrenta una gran heterogeneidad empresarial, y la transformación digital, el cambio climático y la actividad ilícita presentan tantos retos como oportunidades.
Transitar hacia la economía formal es uno de los más grandes retos del mundo del trabajo, precisa la OIT, que estima que el 52 por ciento de las personas ocupadas en América Latina y el Caribe se encuentran en situación de informalidad.
rgh/tdd
