En declaraciones a la prensa, el funcionario criticó la continuación de las operaciones castrenses contra el territorio, tras la ofensiva lanzada el 7 de mayo último, que incluyó la ocupación parcial de la ciudad de Rafah y el cruce fronterizo de igual nombre.
Al-Sufi destacó los severos daños a los sistemas de carreteras, redes de agua y alcantarillado, tanques, pozos y estructuras como viviendas y negocios.
“Las fuerzas de ocupación adoptaron una política de tierra arrasada, destruyendo el área de Al-Shoka, así como el vecindario de Al-Salam y los campamentos de Yabna y Rafah Occidental en más del 80 por ciento”, subrayó.
También dañaron los barrios de Tal Al-Sultan, Al-Saudi y el Campamento Occidental, reveló.
Más de un millón de palestinos estaban refugiados en esa urbe al inicio de la operación terrestre, pero tres meses después quedan apenas unas decenas de miles, según datos de la ONU.
Tanto Naciones Unidas como numerosos países y ong criticaron el ataque contra una zona densamente poblada y el cierre del cruce de Rafah, que durante los meses previos fue la única puerta de ingreso de medicinas, agua, alimentos y combustibles a la asediada Franja.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, justificó el ataque con el argumento de impedir la presunta entrada de armas y pertrechos desde el lado egipcio a las milicias palestinas, comentarios criticados por El Cairo.
Televisoras israelíes mostraron en los últimos días imágenes de la magnitud de los daños causados por la incursión y las labores de las excavadoras para destruir miles de estructuras con el fin de ampliar el llamado Corredor Filadelfia.
Ese eje es una franja de tierra palestina de 100 metros de ancho y 14,5 kilómetros de largo que corre paralela a la frontera entre Egipto y Gaza, y que Netanyahu quiere mantener en su poder pese al rechazo internacional.
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