Esta semana, el secretario general del organismo, António Guterres, señaló a la campaña militar de Israel y la falta de acceso para la ayuda como los principales causantes de la dramática situación que viven los civiles.
De acuerdo con Guterres, la ofensiva de Tel Aviv acumula el nivel más alto de muertes y destrucción que cualquier otra campaña militar desde que ocupa su cargo al frente de las Naciones Unidas.
En ese sentido, recordó las reiteradas órdenes de evacuación que obligaron a los palestinos en la Franja a moverse al sur, centro y luego norte del enclave “en busca de una seguridad que no existe en ningún lugar”.
Además, ratificó las preocupaciones de la ONU por la “situación de total anarquía” reinante en Gaza, donde que la ley y el orden han desaparecido por completo.
“Nadie está a cargo de la seguridad en ninguna parte de la zona de Gaza, así que vemos convoyes saqueados en todo momento. Y lo peor es que en tres días consecutivos, tres convoyes de la ONU fueron alcanzados por el fuego: el domingo, el lunes y el martes”, denunció durante un encuentro con la prensa.
El alto representante ratificó su respaldo a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (Unrwa), asediada por una campaña de descrédito impulsada por autoridades israelíes y ahora amenazada con medidas legislativas.
La comisionada adjunta de la Unrwa, Antonia de Meo, advirtió al Consejo de Seguridad que la Agencia permanece en la mira debido a su papel en la protección de los refugiados palestinos.
La Unrwa debe seguir prestando servicios hasta que se alcance una solución creíble para Israel y Palestina, dijo la funcionaria el viernes mientras una propuesta ante el Knesset la tacha de “terrorista” y pide el fin de sus operaciones.
Estos proyectos de ley son una parodia de las responsabilidades multilaterales de los estados miembros y erosionan los fundamentos mismos del derecho internacional y las normas multilaterales, agregó.
A su juicio, la aprobación dentro del parlamento israelí pondrá en peligro directo a todo el personal de la Unrwa y el mandato de la Asamblea General, foro que dio luz verde a su creación desde hace décadas.
Las acusaciones coinciden con un panorama devastador para los civiles en la Franja, donde más de dos millones de personas en Gaza siguen atrapadas entre muerte y destrucción a una escala asombrosa, dijo De Meo.
“Sus vidas están dominadas por el miedo, la sed, el hambre, la enfermedad, la deshumanización, la falta de servicios sanitarios básicos y el desplazamiento constante”, aseveró al alertar además por el riesgo de hambruna y enfermedades infecciosas incluso en el sur de Gaza.
Por su parte, el coordinador especial adjunto de la ONU para el Proceso de Paz en Oriente Medio, Muhannad Hadi, aseguró que existe un abismo entre lo que se debe y lo que los trabajadores humanitarios pueden hacer.
“El problema no es el compromiso o la voluntad de los trabajadores humanitarios, sino la incapacidad de cumplir nuestro mandato, y eso está fuera de nuestro control”, afirmó también ante el Consejo.
El representante exigió garantizar la protección de los trabajadores humanitarios y de aquellos a quienes intentan ayudar; así como la recepción, el envío y la entrega sin obstáculos y en condiciones de seguridad de toda la ayuda humanitaria.
Hadi insistió además en la necesidad de eliminar las restricciones en la cantidad y el tipo de artículos humanitarios que ingresan a Gaza; y visados para todo el personal de las Naciones Unidas y los trabajadores de organizaciones no gubernamentales internacionales.
ro/amb/ebr
