Durante la época colonial, era de ese filón que brotaba la mayor parte del precioso metal que la división territorial enviaba para Portugal.
El hallazgo de oro se remonta al siglo XVIII. Tras ser descubiertas en 1719 las canteras primarias, la extracción resultó la principal actividad económica hasta 1976, cuando la Cia. Minas da Passagem fue adquirida por el actual grupo controlador, que diversificó los negocios de la empresa.
Historiadores aseguran que del interior de la mina se retiraron más de 35 toneladas del valioso mineral.
Actualmente, el lugar vive solo para el turismo, que incluye, además de visitas a pie, inmersiones dentro de sus 30 kilómetros de pasadizos y cuevas.
El descenso a las galerías subterráneas se realiza a través de un trolley (antiguo y pequeño carrito usado por mineros) que circula por 315 metros de extensión en rieles y llega a 120 metros de profundidad.
Durante el recorrido por la mina, con una duración promedio de una hora, el visitante percibe gargantas cinceladas por el tiempo, salones, columnas e incluso un lago de aguas cristalinas, formado por acuíferos que inundaron kilómetros de túneles cuando dejaron de ser bombeados.
También en la exploración turística resulta posible hasta el buceo en el estero, a través de una empresa especializada.
La visita a la vena se diferencia de las demás por ser una mina industrial.El conducto de Passagem resulta mucho mayor que las de otras minas de OuroPreto, una ciudad colonial en la Serra do Espinhaço, perteneciente al municipio del mismo nombre en Minas Gerais, que destaca por su arquitectura barroca, que incluye puentes, fuentes, plazas y calles empedradas y sinuosas.
La Mina del Pasaje también es un gran campo para estudiosos de todo el mundo que vienen a investigar los secretos y misterios aún no descubiertos en su seductor interior.
(Tomado de Orbe)