La mandataria habló durante cinco horas, en las cuales decenas de parlamentarios abandonaron el hemiciclo y el canciller Javier González-Olaechea, al parecer por algún malestar, dormitaba, por lo que se retiró por unos momentos junto a una joven del personal de protocolo.
En el tramo final de un discurso, en el que expuso lo que considera sus logros, Boluarte relacionó una lista de proyectos y obras que van desde pequeñas hasta de infraestructura, que incluyó hospitales, escuelas, puentes, obras de regadío, adquisiciones de material para las Fuerzas Armadas y la Policía, entre otros detalles de todo el aparato estatal.
Citó una carta de saludo de Francisco por la efeméride, en la que el Sumo Pontífice hace votos por un diálogo nacional, por la reconciliación y la construción “de una sociedad más unida, próspera y fraterna”.
La mandataria exhortó a la iglesia Católica peruana y al Acuerdo Nacional (foro de diálogo político) a que, “con el apoyo técnico de las Naciones Unidas, encuentren los mecanismos apropiados para consensuar una agenda que priorice la atención a nuestros ciudadanos más vulnerables”.
Esa prioridad ha sido planteada como requisito en anteriores propuestas presidenciales de diálogo por fuerzas de oposición y organizaciones sociales, que expresan una salida a la crisis, que trate problemas políticos y sociales, y no temas administrativos.
Esos sectores plantean una salida a la crisis política y social con elecciones adelantadas, teniendo en cuenta el masivo rechazo ciudadano a la jefa de Estado, según las encuestas.
La mandataria anunció además el proyecto de creación del Ministerio de Infraestructura, que se encargará de los estudios y la construcción de infraestructura estatal, que absorberá a la Autoridad Nacional de Infraestructura, el Organismo de Estudios y Proyectos de Inversión, y los programas y proyectos adscritos a los ministerios relacionados con el tema.
También dedicó largos pasajes a lo que más preocupa a la población, la inseguridad ciudadana, y anunció más equipamiento para la Policía, formación de más agentes y mayor capacidad carcelaria.
En ese contexto, anunció un proyecto de cambio de nombre del Ministerio del Interior por el de Ministerio de Seguridad Ciudadana, así como la reorganización y modernización de ese organismo.
En lo económico, consideró una realidad el proyecto de explotación de cobre de Tía María, en la sureña región de Arequipa, con una inversión de mil 400 millones de dólares, y sostuvo que generará beneficios importantes para su entorno y el país.
Obvió mencionar el rechazo de agricultores y organizaciones sociales al proyecto, que impide la ejecución de Tía María desde hace más de 20 años y recientes advertencias de que echarlo a andar puede dar lugar a la repetición de anteriores intentos, en las que manifestaciones en contra dejaron cuatro muertos.
Boluarte sólo mencionó una vez los conflictos sociales, que tienden a incrementarse, y lo hizo para referirse a los que enfrentó al asumir la presidencia, cuando manifestaciones de rechazo fueron reprimidas y hubo 50 civiles muertos.
En varios pasajes de su larga exposición -considerada un récord histórico por su duración- sostuvo que el país está pacificado y estable, mientras a poca distancia, la Policía intentaba dispersar a familiares de los caídos que realizaban una ceremonia religiosa por los difuntos frente al Palacio de Justicia.
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