Esa agrupación exigió en un comunicado que se acepte el dictamen de las urnas en aquel Estado suramericano y lo consideró un pronunciamiento a favor de “la reconciliación, la soberanía y el presente y futuro de un país mejor, sin interferencias extranjeras”.
Refutó “la injerencia del gobierno peruano en asuntos internos de la política venezolana”, demandó el cese de las sanciones o bloqueo económico de Estados Unidos y sus aliados europeos contra ese territorio porque afecta a los más pobres, y urgió la devolución de sus riquezas robadas.
El Partido Socialista rechazó también los asesinatos y el vandalismo de las guarimbas (grupos violentos) apoyadas por la Central de Inteligencia de Estados Unidos y las amenazas de invasión a Venezuela.
De esa manera, la agrupación política reaccionó a la postura oficial de Perú, cuyas autoridades cuestionaron la victoria del presidente Nicolás Maduro este domingo y anunciaron medidas contra el gobierno de la República Bolivariana.
Según el ministro de Relaciones Exteriores, Javier González-Olaechaea, Perú coordina con un grupo de países de la región “acciones conjuntas para que se respete indubitablemente la voluntad del pueblo venezolano expresada ayer”.
“No hay marcha atrás, tome el tiempo que tome”, agregó, al anunciar que el embajador de Lima en Caracas, Librado Orozco, fue llamado a consultas.
González-Olaechaea firmó un comunicado emitido ayer por un grupo de países de la región que se resisten a reconocer el resultado electoral venezolano.
El canciller es considerado por sus críticos conservador en extremo y muy ligado a Estados Unidos y en días pasados recibió comentarios adversos por ensalzar al exgobernante pronazi francés Philippe Petain en una recepción por el Día Nacional de ese país, que considera traidor a Petain.
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