Por Julio César Mejías, enviado especial
Deguchi nació en la ciudad japonesa de Nagano hace 28 años —cumplirá años el 29 de octubre venidero—, creció y se educó en tierras niponas, pero su familia siempre mantuvo en casa un espacio para Canadá, la anglófona, origen y nacionalidad de su padre.
El camino hasta el oro olímpico fue largo y pautado por la técnica, concentración y constancia adquirida desde que entró a los tatamis siendo apenas una niña, hasta la madurez competitiva alcanzada bajo la bandera de la hoja de maple. Deguchi se coronó campeona japonesa sub-21 en 2013, cuando apenas contaba 15 años y pese a enfrentarse a contrarias de mayor edad que le adelantaban en experiencia y desarrollo físico, prueba de su natural fortaleza psíquica y espiritual: “siempre quiero estar entre los mejores”, ha reiterado en varias ocasiones.
Bajo la bandera del país del Sol Naciente ganó par de medallas en campeonatos mundiales (plata 2013 y 2014), pero a partir de 2017, antes de cumplir 19, compitió por primera vez con los colores canadienses y tras ello siguieron los lauros, siempre en este propio peso. En la división inferior compite su hermana Kelly, tres años menor, eliminada la víspera en su primer combate.
Un bronce en el Mundial de Bakú 2018, fue su carta de presentación, luego se erigió monarca del orbe en Tokio 2019 y Doha 2023, pero en la actual temporada perdió en la disputa por la cima ante la surcoreana Mimi Huh y decidió buscar la revancha a toda costa.
Dice el refrán que todos los caminos conducen a Roma, pero no lo creyó así, lo cambió a París y la Ciudad de la Luz le concedió la oportunidad: la final soñada entre las dos mejores del planeta en estos momentos, con permiso de la también canadiense Jessica Klimkait, pues cada país solo puede presentar un atleta por división.
Cuatro combates, cuatro victorias, y tres de ellas ante judocas situadas entre las primeras 10 del ranking mundial de la Federación Internacional de Judo (IJF): la serbia Marica Perisic, la francesa Sarah-Léonie Cysique y la surcoreana Huh, todas las decisiones en regla de oro, muestra incontestable de resistencia, fortaleza y dominio técnico.
Omodetò Christa, dirá su mamá y demás familiares japoneses. Congratulations! Félicitations!, le aclamarán desde las tierras canadienses. Y muy merecido.
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