Una vez vencido el plazo legal para inscribir a los aspirantes a los diferentes cargos, las alianzas tuvieron como denominador común varias fracciones a la hora de seleccionar a sus representantes de cara a estos comicios.
Por el bando de la derecha tradicional, la coalición Chile Vamos, formada por Renovación Nacional, Unión Demócrata Independiente (UDI) y Evópoli, presentó junto con Demócratas y Amarillos a Francisco Orrego como candidato a gobernador en la Región Metropolitana.
Mientras, Republicanos, de la extrema derecha, rehusó unirse a esta iniciativa y postuló a Macarena Santelices para dicho puesto.
En la muy apetecida comuna capitalina de Recoleta, la UDI va con Mauricio Smok, mientras Renovación Nacional apostó por el actual concejal Felipe Cruz.
Allí Republicanos renunció a proponer a su secretaria general Ruth Hurtado, quien tenía muy pocas posibilidades de concitar el voto en una municipalidad, donde prácticamente es una desconocida.
No fue diferente la situación entre los partidos que forman parte o son cercanos al gobierno, agrupados en el pacto Contigo Chile Mejor, pues a diferencia de lo conseguido en las candidaturas para alcaldes, hubo dispersión en las de gobernadores.
La Democracia Cristiana presentó su propia lista para competir de manera individual en cuatro regiones del país: Coquimbo, Los Lagos, Arica y Maule.
Por su parte, los radicales también decidieron marchar por su cuenta en Magallanes, O’Higgins y Antofagasta, donde entraron en confrontación con el Partido por la Democracia.
Una vez entregadas las listas de los candidatos, el Servicio Electoral de Chile tiene 10 días para revisarlas, plantear objeciones o aprobarlas definitivamente.
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