Usuarios en redes sociales compartieron imágenes del mamífero marino que medía cerca de nueve metros. Numerosos habitantes y turistas llegaron hasta el sitio para ver de cerca al cetáceo.
Este es el segundo caso, en lo que va del año, de una ballena varada. El primero se registró en la playa de Ballenita, en esa misma jurisdicción, semanas atrás.
Expertos en esta nación sudamericana consideran que no se trata de un evento común, pero podría relacionarse con la temporada de apareamiento, que hace que cientos de ejemplares lleguen hasta las costas ecuatorianas. La temporada para el avistamiento de ballenas jorobadas en Ecuador empezó el pasado mes de junio hasta octubre en las costas de las provincias de Esmeraldas, El Oro, Manabí y Santa Elena, según el Ministerio de Turismo.
Habitualmente, en esta época del año esos cetáceos vienen desde la Antártida en busca de corrientes de agua caliente para aparearse o dar a luz.
Miles de turistas nacionales y extranjeros acuden a los balnearios ecuatorianos para ir al mar en busca de las ballenas que deslumbran con sus saltos acrobáticos en las aguas de la mitad del mundo.
Un total de 80 policías estarán en las zonas turísticas para resguardar la seguridad de los visitantes.
La observación de ballenas genera ingresos por alrededor de 20 millones de dólares cada año, según reportes de medios locales.
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