Las caídas registradas ayer por las ventas masivas de acciones sucedieron luego que la Oficina de Estadísticas Laborales norteamericana reportara un incremento del desempleo en el país hasta del 4,3 por ciento en julio.
Es decir, el indicador evidenció síntomas de deterioro por cuarto mes consecutivo, a semejanza de lo ocurrido en el período de marzo a junio de 2009, cuando la potencia norteña atravesaba por una fase de recesión.
Esto incentivó el nerviosismo de los mercados financieros y provocó afectaciones a escala mundial, en cuanto al tipo de cambio monetario en diversos países, coincidieron analistas.
Ayer, el Dow Jones cayó un 2,6 por ciento, mientras el S&P 500 bajó tres puntos porcentuales, para registrar en ambos casos sus peores sesiones desde septiembre de 2022. En tanto, el Nasdaq descendió 3,4 por ciento.
El desplome iniciado en Wall Street también alcanzó a las bolsas europeas y asiáticas, con porcentajes elevados en todas las plazas.
Responsables de bancos centrales trataron este martes de calmar la incertidumbre, aunque múltiples operadores siguieron con la mente puesta en un antecedente: el lunes negro del 19 de octubre de 1987, uno de los momentos más oscuros en la historia de Wall Street, cuando el índice Dow Jones Industrial Average cayó 22,6 por ciento en apenas una jornada.
La actual aversión al riesgo también está asociada al reciente incremento de la tasa de interés en Japón y a reportes corporativos de empresas tecnológicas globales inferiores a las expectativas del mercado, entre otras variables.
En nombre del Ejecutivo y del Banco de Japón (BoJ), el funcionario Atsushi Mimura, afirmó hoy en Tokio que la institución continuará analizando con cabeza fría los recientes acontecimientos financieros, entre ellos, la excesiva volatilidad de los mercados bursátiles y el yen.
“Seguimos vigilando los movimientos del mercado financiero dentro y fuera de Japón, y coincidimos en que es importante revisar lo que está pasando con cabeza fría”, afirmó el directivo.
Las declaraciones de Mimura sucedieron tras una reunión entre representantes del Ministerio de Finanzas, la Agencia de Servicios Financieros y el BoJ debido al desplome y repunte de la Bolsa de Tokio entre este lunes (-12,4 por ciento) y martes (+10,23, tras una brusca oscilación del yen en las últimas horas.
Por el momento, informó el directivo, no está previsto ningún plan de actuación concreto, pero todas las entidades implicadas están dispuestas a operar, unidas en favor de la economía y las finanzas niponas, aseveró.
El índice Nikkei experimentó la víspera una caída de 12,4 por ciento, considerado el peor declive diario desde octubre de 1987, en un contexto regional en que la magnitud de las ventas de acciones obligó a activar mecanismos de suspensión automática de operaciones en varias bolsas de Asia.
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