Sus padres lo bautizaron, acaso premonitoriamente, con el nombre y el apellido de Einstein y, haciendo honor al apelativo, Albert en su niñez tenía como juego favorito desarmar y volver a armar equipos que su padre traía a su casa de la ciudad de Piura, en el norte de la costa peruana.
Descubierto por una campaña comercial de búsqueda de talentos, dice que tenía que hacerlo antes que su padre, que no estaba enterado, regrese al hogar.
“Solo buscaba saber qué había adentro de cada cosa, cómo funcionaba”, declaró al diario El Comercio el innovador.
Albert ha desarrollado en los cuatro prototipos de moto-taxi solar, el último con autonomía de funcionamiento de 35 kilómetros, a una velocidad de 40 kilómetros por hora y trabaja actualmente en un nuevo prototipo de 70 kilómetros por hora y mayor autonomía.
El homónimo y émulo de Einstein, además, quiere trabajar por el desarrollo de una industria peruana de vehículos impulsados por energías renovables y para ello se apresta a iniciar estudios universitarios de electrónica.
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