Dichos raptos mediante tecnologías de la comunicación, modalidad en la que los autores hacen creer a una víctima que tienen en su poder a un ser querido para negociar su liberación, ocurrieron entre enero y abril, explicó el profesor en derecho de la Universidad Fidélitas José Pablo Miranda, citado por el diario.
El experto precisó que, de los ocho secuestros virtuales, perpetrados para obtener beneficios económicos ilícitos mediante intimidación, cuatro fueron en la metropolitana San José, dos en Alajuela, uno en Heredia y uno en Guanacaste, estas tres últimas provincias en el norte del país.
Los extorsionadores –detalló Miranda- emplean en estos actos criminales llamadas telefónicas para simular la situación de secuestro, mediante el empleo de información personal obtenida previamente sobre el presunto secuestrado para hacer la situación más creíble.
El objetivo -subraya el especialista- es inducir a los familiares a pagar un rápido rescate, sin verificar la veracidad de la situación, aunque, en muchos casos, el supuesto raptado está en perfecto estado, libre de captores y ajeno a lo que ocurre.
Según Miranda, a diferencia del secuestro real, las víctimas del virtual nunca tienen contacto físico con los responsables, quienes se comunican con ellas exclusivamente a través de medios electrónicos.
Los delincuentes crean un ardid planeado de forma meticulosa para convencer a los familiares de que su ser querido está en peligro y bajo la vigilancia de un grupo criminal.
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