Representante extraordinario y plenipotenciario de la Federación de Rusia en Nicaragua y concurrente en El Salvador y Honduras, el diplomático expresó ese criterio en un artículo de opinión “Registro de daños a Ucrania–la caja de Pandora para las antiguas metrópolis”, que publica el Diario El Salvador.
El registro fue concebido como un mecanismo para obtener algún tipo de “compensación” de nuestro país para la reconstrucción de Ucrania, pero, su verdadero significado es el deseo de robar el dinero ruso, confiado a bancos europeos y estadounidenses, denunció el experto.
El pretexto oficial para el funcionamiento del registro, según el ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, D. Kuleba, es que los ucranianos puedan empezar a presentar demandas de indemnización por presuntos daños causados en sus bienes inmuebles como consecuencia de las acciones militares de Rusia, señaló Khokhólikov.
El hecho innegable es que incluso antes del inicio de la Operación Militar Especial rusa en Ucrania (24/02/2022), los nacionalistas que se asentaron en Kiev llevaban ocho años realizando operaciones militares a gran escala contra su propio pueblo, aseveró.
Al mismo tiempo, agregó, Ucrania invirtió «más de la mitad del apoyo financiero y económico recibido de EE.UU y la UE no en ayudar a las víctimas y restaurar lo destruido, sino en… ¡bonos del Gobierno estadounidense! que se utilizan tanto para pagar las armas ya suministradas a Kiev como para adquirir nuevas, o simplemente son robadas por los funcionarios ucranianos».
El mundo es cada vez más consciente de la agresividad del nuevo plan contra Rusia; Occidente no ha conseguido pleno apoyo ni siquiera en el Consejo de Europa. Azerbaiyán, Hungría, Turquía, Serbia, Armenia y otros países no han firmado el documento sobre la creación del registro, señaló.
Moscú considera que crear un registro de reclamaciones es jurídicamente nulo y la adhesión de cualquier Estado a este se percibirá como un acto hostil, puntualizó.
Al insistir en la aplicación del registro inventado por Kiev y sus dueños occidentales, dijo, los países europeos como antiguas metrópolis firman una dura sentencia a sí mismos, ya que por analogía pueden convertirse en los demandados ante países de Asia, África y América Latina por los daños irreparables causados por la explotación colonial y neocolonial.
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