Durante las últimas semanas, la organización no gubernamental contra la pobreza Auckland City Mission distribuyó los dulces sin saberlo en paquetes de comida, luego de que una persona sin identificar los entregara en un envoltorio sellado común y de tamaño comercial.
La propia entidad formuló la denuncia en la Policía al momento de conocer el contenido de los supuestos caramelos con sabor a piña de la marca Rinda, envueltos en un plástico amarillo, después de que un cliente reportara un sabor raro en los dulces.
«Si has recibido alguno de estos caramelos, por favor no los comas», suplicó Auckland City Mission en su perfil de Facebook.
De acuerdo con la Fundación de Nueva Zelanda para las Drogas, especializada en políticas en esa materia, la cantidad de metanfetamina contenida en cada caramelo es hasta 300 veces superior al nivel que alguien tomaría habitualmente y puede ser letal, además se desconoce la cantidad de unidades contaminadas en el paquete.
Un portavoz de la Fundación cree que la donación fue accidental, pura equivocación de la persona aún no identificada, pues el valor comercial de esos caramelos oscila en mil dólares neozelandeses, equivalentes a 608 dólares estadounidenses, por dulce.
El sabor repugnante del producto podría estarle salvando la vida a varias personas porque algunos manifestaron la necesidad de escupirlos de inmediato, entre ellos, miembros de ocho familias, incluido al menos un menor.
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