En un acto celebrado la víspera, víctimas y familiares al dar a conocer el documento, señalaron que en esas décadas desde el Estado se instrumentó una represión sistemática contra las diversas disidencias, que incubó factores de persistencia que subsisten hasta el presente.
Por tal motivo recomendaron, entre otras cosas, que este pasado sea oficialmente reconocido.
Propusieron acciones concretas como la creación de un centro de memoria, la apertura de todos los archivos, atención diferenciada a las víctimas y controles civiles sobre las Fuerzas Armadas.
Esta amplia investigación que explica y describe la narrativa en torno a la violencia política de Estado ejercida en el período 1965 a 1990 contra diversos grupos, comunidades y pueblos, hace una identificación de víctimas por casos y violaciones graves a los derechos humanos.
Detalla las herramientas y fuentes de información que fueron claves para el trabajo de esclarecimiento, entre las que se destacan las voces de víctimas, personas sobrevivientes y familiares, así como documentos de la época de diversas instituciones -de seguridad principalmente- que contribuyen a conocer la verdad sobre el pasado.
«Honramos su memoria porque en medio del dolor viven con esperanza, porque han sabido caminar en la oscuridad, porque también han surcado los cerros en medio de espinas y han cargado la loza de la impunidad», expresó Abel Barrera en el acto devenido homenaje a las víctimas.
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