En un comunicado divulgado por su portavoz, Guterres condenó la reciente entrada forzada de las instalaciones de la Oficina del alto comisionado para los Derechos Humanos en Saná por el propio grupo rebelde.
De acuerdo con el texto, la instalación fue devuelta este lunes al coordinador residente de las Naciones Unidas en el país.
Sin embargo, varias decenas de trabajadores de la ONU, miembros de la sociedad civil, organizaciones no gubernamentales nacionales e internacionales, misiones diplomáticas y entidades del sector privado permanecen retenidos por los hutíes.
Guterres reclamó respeto para los derechos humanos de las personas detenidas al tiempo que llamó a permitir el contacto con sus familias y representantes legales.
Las Naciones Unidas y sus socios nunca deberían ser objeto de persecución, arrestos ni detenciones mientras cumplen sus mandatos, añadió.
El titular de la ONU calificó como grave el contexto en el país donde más de 18 millones de personas sufren las consecuencias de la inseguridad alimentaria, epidemias, desplazamiento, daños a la infraestructura y condiciones económicas críticas.
El organismo, dijo, trabaja incansablemente para abordar el impacto de la situación en el pueblo del Yemen, pero debe garantizarse la seguridad de su personal.
La pasada semana, el alto comisionado de Derechos Humanos, Volker Türk, pidió a las fuerzas de Ansar Allah abandonar las instalaciones y devolver todos los bienes y pertenencias de inmediato tras el allanamiento de su sede en la capital yemenita.
«Entrar en una oficina de la ONU sin permiso y confiscar documentos y propiedades por la fuerza es totalmente incompatible con los privilegios e inmunidades de la Organización», agregó en un comunicado.
Türk también rechazó las acusaciones de los hutíes contra los trabajadores de Naciones Unidas, ONGs y embajadas, señalados de espionaje por el grupo rebelde.
A juicio del titular de Derechos Humanos, se trata de acusaciones infundadas, por lo que reclamó su liberación de inmediato y sin condiciones.
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