Fue en la primera Jornada sobre Trabajo Infantil, organizada por Acción Sindical Uruguaya, ocasión en la que la abogada especializada en derechos laborales, Ana Santesteban, significó que “las consecuencias son peores en las familias más vulnerables”.
La experta afirmó que 44 por ciento de la pobreza en el país “tiene cara de niño, niña o adolescente”.
Significa qe uno de cada cinco menores es pobre, lo cual promueve un “círculo vicioso entre pobreza y trabajo infantil, que se retroalimenta”, indicó.
El sociólogo Marcos Supervielle manifestó que el trabajo infantil es visto por la sociedad como una cuestión secundaria, que se “naturaliza” y, en algunos casos, resulta motivo de celebración.
Supervielle señaló que entre las repercusiones para el niño que trabaja es el impacto sobre su futuro.
Dijo que el ausentismo escolar provoca baja alfabetización e incide en la baja calificación a la hora de buscar empleo.
A su vez el psicólogo Fernando Olivera alertó sobre la explotación infantil y remarcó que los menores de hogares pobres “son carne de cañón.
Apuntó que el trabajo infantil acompaña la actividad familiar en un marco de informalidad y fuera de toda regulación.
“Nacen 35 mil niños por año y no estamos pudiendo garantizar mínimamente sus derechos”, sentenció.
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