La villa del Espíritu Santo – fundada cerca del río Tuinucú, unos ochos kilómetros al oriente de su actual asentamiento- fue facsímil de los villorrios españolas, el templo al centro, viviendas aislada de maderas, guano y adobe, la utilidad productiva el agro y la búsqueda de oro por los indígenas.
Esta fue la reflexión de Roberto Villocht, director de la Oficina del Conservador, cuando Prensa Latina indagó sobre tipologías y aspectos coloniales, con el traslado de la villa pasa ser una prospera localidad del centro de Cuba, enlace del oriente y el occidente, dijo.
Explicó que en apenas tres siglos en terrenos a la vera del río Yayabo, con una población indígena mayor a inicios y el creciente interés de los colonizadores y los primeros naciones se desarrolla con la ganadería, la caña de azúcar y el tabaco.
El entramado urbano creció inspirado, apuntó, en los colonizadores, sendas, calles en torno al templo mayor, palacetes y viviendas con características muy propias, grandes puertas con pórticos y ventanas de madera preciosa para ventilación y luz de los interiores.
Fue una combinación de intereses arquitectónicos y comodidad social, aparecen los aleros, decoraciones de paredes y los arcos de medio y vitrales multicolores en el interior, ya elementos de las construcciones cubanas de los siglos XVI y XVII, explicó.
Andar por la actual ciudad espirituano recrea todo cuanto aportaron los primeros tiempos de la conquista, glosa Villocht, exponentes del patrimonio cubano estrechas calles –algunas empedradas-, portafaroles, aldabas, bocallaves, grandes clavos de decoración para las puertas de perfil alto.
Algunas viviendas de gran porte en la zona histórica conservan factores de la carpintería decorativa con elementos mudéjares creatividad de los artesanos, amplios patios con aljibe, flores y plantas ornamentales donde sobresale los croton matizados.
La sencillez y la hospitalidad del espirituano está presente en tener a la vista del transeúnte, en la sala de las viviendas altares donde conservan santos y fotos de sus descendientes, oraciones protectoras del llamado Güije del Yayabo –negrito del bien en noches de luna llena, dice la leyenda.
En sus 510 años de fundada Sancti Spíritus mantiene parte de la juventud de su creación y muestras rasgos de modernidad en todo su contorno donde en épocas pasadas más de 10 grandes templos de la Iglesia Católica marcaron su desarrollo del orienta hacia el occidente.
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