La colaboración responde al interés común de introducir tecnologías sostenibles en el sector agropecuario, señaló la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en un comunicado de prensa.
Según la fuente, los equipos serán destinados a lugares clave como la Finca Soler en Yaguajay, Sancti Spíritus (centro); la Unidad Empresarial de Base Río Cauto en Delta del Cauto, Granma (oriente); y la Empresa para la Conservación de la Ciénaga de Zapata, en Matanzas (occidente), bajo el liderazgo del Grupo Empresarial de Flora y Fauna.
Al utilizar energía solar para extraer agua, las bombas garantizan un recurso constante para el riego y el consumo animal, al tiempo que optimizan el uso del líquido, lo cual contribuye a la conservación de los recursos hídricos y a la disminución de la huella de carbono, consideró la FAO.
Es una solución coherente con el propósito de reducir la dependencia de combustibles fósiles y minimizar el impacto ambiental, enfatizó la institución, al recordar que la iniciativa forma parte del proyecto “Conservación de la biodiversidad y manejo sostenible de los ecosistemas en la agricultura” (Cobimas), impulsado aquí por el Ministerio de la Agricultura.
Cobimas busca mejorar la producción de alimentos, salvaguardando la biodiversidad agrícola nacional; por ende, “la introducción de electrobombas solares en diversas localidades representa un avance hacia la sostenibilidad y el uso eficiente de la energía en el campo”, juzgó el organismo de Naciones Unidas.
El proyecto, valoró, resalta el compromiso de Cuba con la transición hacia prácticas agrícolas sostenibles, con la meta de no solo satisfacer la demanda alimentaria, sino también de asegurar la protección de los valiosos ecosistemas y su biodiversidad agrícola.
Desde su implementación en 2019, precisó, Cobimas promueve la conservación y el uso sostenible de la agrobiodiversidad en cuatro municipios cubanos, a fin de preservar, adaptar y rescatar recursos genéticos fundamentales para la alimentación y la agricultura en el contexto de un clima en constante cambio.
Los resultados incluyen el aumento de las poblaciones de 12 variedades locales de plantas, entre ellas, arroz, boniato, maíz, anonáceas y melón, así como en la crianza de cerdo criollo, cabra, conejo pardo y gallina cubalaya, todos ellos altamente resistentes al cambio climático, confirmó.
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