En la habitual conferencia semanal de prensa, el gobernante- quien fuera ministro de Seguridad en la administración de Ricardo Martinelli (2009-2014)-, precisó que dio instrucciones al respecto a la titular de Gobierno, Dinoska Montalvo; al gobernador colonense, Julio Hernández; y la alcaldesa de la localidad capitalina, Irma Hernández.
La medida dispondrá la prohibición de circulación desde las 21:00 y hasta las 05:00 hora local del día siguiente, precisó el gobernante.
En respuesta a una inquietud de la población, el mandatario admitió en este conversatorio que el crimen organizado y el tráfico de estupefacientes transformaron la panorámica delictiva en el país.
Solo el reciente traslado de 11 cabecillas de pandillas desde las cárceles de Colón a la capital, dijo, ha disminuido las cifras de delitos en ese territorio, lo cual evidencia, estimó, la coordinación criminal desde los centros penitenciarios a las calles.
En sus años como titular de la seguridad pública, dijo, encontrar una tonelada de droga era algo muy esporádico y ahora es casi que a diario esa cantidad se decomisa en los hallazgos de alijos de estupefacientes.
También precisó que dio instrucciones al Servicio Nacional Aeronaval (Senan) de intensificar el patrullaje marítimo y asumir la seguridad en las terminales aeroportuarias, incluido el Aeropuerto Internacional de Tocumen.
Asimismo, sugirió que las nuevas urbanizaciones que se entregan en el país contemplen un pequeño local para la Policía Nacional, lo cual facilite el enfrentamiento a los delitos.
La víspera, 17 personas fueron aprehendidas en la capital por su supuesta vinculación con delitos de pandillerismo, homicidio, tráfico de drogas y porte de armas de fuego, entre otros.
Las capturas se dieron durante allanamientos realizados en Las Mañanitas, sector este de la ciudad de Panamá, bajo la operación Tormenta, y los detenidos se asocian al grupo criminal “Los Cochos sin Terror”.
Calor Calor y Bagdad, las dos principales federaciones de pandillas rivales en el istmo, se han vuelto más sofisticadas en los últimos años, avanzando en la cadena de suministro para negociar cargamentos de droga fuera del territorio panameño.
Las pandillas controlan el sobrepoblado y desfinanciado sistema penitenciario panameño, convirtiéndolo en un refugio para las operaciones delictivas y el reclutamiento, más que un elemento disuasorio, según las propias autoridades.
De acuerdo con estadísticas preliminares, la población penitenciaria de Panamá creció casi un 50 por ciento entre 2012 y 2024 y la tasa de encarcelamiento alcanzó este año los 556 por cada 100 mil habitantes. Los presos panameños viven a menudo en condiciones deplorables, con una población que supera la capacidad de las prisiones en más del 60 por ciento.
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