Mediante una declaración, el Ministerio de Asuntos Exteriores denunció las muertes y heridos de civiles en los ataques israelíes contra las zonas de Yenín, Tulkarm y Tubas en Cisjordania ocupada.
Al mismo tiempo, condenó la continuación de los desalojos forzosos y el desplazamiento de personas desde sus lugares de residencia, en flagrante violación del derecho internacional humanitario y de las resoluciones de las Naciones Unidas.
En este punto, la cancillería libanesa repudió las acciones racistas y provocativas israelíes contra los lugares sagrados en la ciudad ocupada de Jerusalén, que fueron acompañadas por las declaraciones incendiarias del ministro de Seguridad Nacional de la entidad sionista.
La diplomacia levantina rechazó los intentos del gobierno de Tel Aviv de borrar la identidad religiosa y el estatus legal de la Santa Mezquita de Al-Aqsa.
El Ministerio condenó estas políticas y prácticas extremistas que pretenden frustrar los esfuerzos de un alto al fuego permanente.
A propósito, exigió el fin de la agresión israelí contra la Franja de Gaza de acuerdo con la Resolución 2735 del Consejo de Seguridad de la ONU, para evitar el deterioro de la situación y la expansión del conflicto en la región.
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