La norteña ciudad de Jenin y su aledaño campamento de refugiados amanecieron este domingo rodeados por el Ejército del vecino país, que mantiene el asedio contra ambas localidades, conocidas por ser bastiones de las milicias palestinas.
Los militares también asaltaron en la madrugada el poblado de Idhna poco después de un ataque cerca del puesto de control de Tarqumiya, al sur de Hebrón, que causó la muerte a tres policías israelíes.
Ayer otro uniformado perdió la vida tras una emboscada en Jenin, devastada por las operaciones israelíes.
Un corresponsal de la televisora Al Jazeera calificó de feroces los choques en la urbe y en el vecino campamento de refugiados en las últimas horas.
Al evaluar la situación en Jenin, el jefe del Estado Mayor, Herzi Halevi, amenazó con “ir de ciudad en ciudad” en Cisjordania para enfrentar a los milicianos.
Desde el inicio de la ofensiva contra la Ribera Occidental, al menos 14 palestinos murieron en la gobernación de Jenin, cinco en la de Tulkarem y otros cuatro en la de Tubas para sumar 677 víctimas mortales tras el comienzo del nuevo ciclo de violencia, en octubre del pasado año.
Según la agencia oficial de noticias Wafa, las tropas israelíes rodearon el principal hospital de Jenin y demolieron numerosas estructuras de la localidad.
El director de Relaciones Públicas y Medios de Comunicación de la municipalidad de Jenin, Bashir Mutahen, denunció que los soldados destruyeron en apenas unos días el 70 por ciento de las calles y carreteras de la zona.
También criticó los daños a la red eléctrica, que provocaron cortes de energía en el campamento de refugiados y de varios barrios.
Mutahin detalló que el 80 por ciento de la urbe quedó sin suministro de agua potable y describió como catastrófica la situación humanitaria.
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