Mediante un mensaje en la red social X, el mandatario afirmó que el Gobierno “mantiene el compromiso de escucharlas, apoyarlas y asegurar que su voz sea parte fundamental en la construcción de un futuro justo para sus comunidades y el país”.
El jefe de Estado presidió el 18 de julio pasado el acto público en el que firmó un acuerdo de Gobierno para reformar la estructura de la Defensoría de la Mujer Indígena.
Durante su discurso, Arévalo evocó el inicio de la transición cuando propuso que el diálogo fuera una herramienta central de la gestión del nuevo Ejecutivo.
Asimismo, el abanderado del partido Movimiento Semilla señaló que existen muchos desafíos en una sociedad con una necesidad urgente de que las voces que hasta ahora han sido silenciadas puedan escucharse.
Ante la falta de respuesta de anteriores administraciones a la exclusión y marginación, según analistas locales, algunas indígenas sin perder sus raíces, superando barreras, salieron de sus comunidades y accedieron a la educación.
Actualmente, acotaron, se desempeñan como abogadas, maestras, enfermeras, emprendedoas o son lideresas en sus comunidades.
Una de ellas, Juana Sales, en el marco del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de las Naciones Unidas expuso que en su nación uno de los retos es el racismo sistémico.
En ese sentido, describió la existencia de “una cooptación del Estado por unas élites que no permiten el reconocimiento de la diversidad”, pero también desde los imaginarios, las prácticas, lo legal, lo interpersonal.
Un informe de la propia organización internacional da cuenta que este territorio, el más poblado de Centroamérica, con más de 17 millones de habitantes, tiene uno de los porcentajes más altos de población indígena.
El Segundo Encuentro de Organizaciones y Movimientos de América, en Tiahuanaco (Bolivia), instituyó en 1983 esta fecha de conmemoración, en honor Bartolina Sisa, aymara, quien se opuso a la dominación colonial y fue asesinada en 1782.
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