En un Groupama Stadium de Lyon con más butacas vacías que las esperadas, al técnico Didier Deschamps –chiflado por una buena parte de la concurrencia- le funcionaron los cambios y la estrategia de dejar en el banquillo a titulares indiscutibles como el capitán Kylian Mbappé y el veterano Antoine Griezmann, suplentes esta noche.
Randal Kolo Muani en el minuto 29 y Ousmane Dembélé en el 57, ambos abridores por primera vez en este certamen, anotaron en el partido de la segunda jornada del grupo 2, integrado además por Italia e Israel. Las críticas en suelo galo abundaron en jornadas previas por la discreta actuación de Francia contra la Azzurra en el comienzo de una nueva etapa para la selección.
Deschamps asegura que el objetivo central en este ciclo es clasificar para el mundial de 2026, que coorganizarán Canadá, México y Estados Unidos, aunque probar a futbolistas y repartir el tiempo de juego influya en los resultados.
Sin embargo, ni el público, ni la prensa especializada ni los analistas parecen dispuestos a aceptar la humillación en la cancha y la pólvora mojada de la campeona del mundo de Rusia-2018 y subtitular de Qatar-2022.
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