Pese a algunos esfuerzos del Estado sobre seguridad social, cuestionados por sectores legislativos y populares, aún persisten grandes brechas por solventar, sobre todo en términos de vejez y envejecimiento, añade un informe de la Cátedra de Envejecimiento y Sociedad de la Facultad de Medicina.
La ausencia de esos aportes deja a gran parte de la población de esas edades en grave estado de vulnerabilidad e incertidumbre económica, señala el estudio “Pensión Contributiva Básica y sus Desafíos”, realizado junto al Centro de Investigación Observatorio del Desarrollo de la UCR.
Solo un 44 por ciento de los 546 mil 225 costarricenses mayores de 65 años –precisa el informe- está cubierto por un régimen de pensión contributiva básica, en contraste con un 17 por ciento que depende de la pensión del Régimen No Contributivo.
Lo anterior deja a las citadas 215 mil 528 personas adultas mayores sin protección de tipo económica formal, lo cual repercute en su calidad de vida y bienestar integral, agrega el estudio, también apoyado por la Junta de Pensiones y Jubilaciones del Magisterio Nacional.
Para el decano de la Facultad de Medicina de la UCR, doctor Fernando Morales, esta situación de desprotección hace que se dispare el grado de pobreza y pobreza extrema, actualmente del 28 por ciento, lo cual requiere de un compromiso social y de la decisión del gobierno para conseguir los fondos requeridos.
Los adultos mayores sin pensión –opina el académico- dependen para sobrevivir de familiares, redes de apoyo o programas de asistencia social, pero dicho soporte suele ser insuficiente y la mayoría de ellos tienen que trabajar en condiciones precarias e informales, o vivir en situación de miseria extrema.
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