El tema ha sido una constante en este año electoral. El presidente Joe Biden varias veces dijo que lo que está en juego en las elecciones presidenciales de noviembre es nada menos que el futuro de la democracia estadounidense.
Señalan a Trump de atentar de manera sistemática contra la integridad de las elecciones, por lo cual tiene juicios pendientes y sus partidarios han descrito públicamente una agenda para 2025 que le daría poder para llevar a cabo sus promesas y amenazas más extremas, aunque el exmandatario republicano intenta desvincularse de ese plan.
El precedente del violento ataque de los partidarios de Trump al Capitolio federal el 6 de enero de 2021, cuando una sesión conjunta del Congreso certificaba el triunfo electoral de Biden en las elecciones celebradas en noviembre de 2020 desató los temores que ahora siguen tomando cuerpo el ciclo electoral.
Al candidato republicano le han preguntado si respetará los resultados de los comicios del 5 de noviembre y sus respuestas han sido de que lo hará si son honestas y justas.
Todavía Trump continúa negando que perdió en 2020 y se refiere a las afirmaciones sin fundamentos de que hubo fraude hace casi cuatro años.
De acuerdo con las encuestas, la mayoría de los estadounidenses cree que la democracia es importante para la identidad de su país, pero que el sistema democrático de la nación no está funcionando bien.
En una pesquisa aplicada en marzo, más de la mitad de los entrevistados (el 53 por ciento) dijo que creía que Estados Unidos es una “democracia que funciona mal”.
La víspera la vicepresidenta y candidata demócrata, Kamala Harris, pronunció un discurso en la Cena de Premios Phoenix de la Fundación del Caucus Negro del Congreso, en el que advirtió que un segundo mandato de Trump supone una “profunda amenaza” para la visión de la nación.
“Donald Trump y sus aliados extremistas pretenden hacer retroceder a nuestra nación”, añadió Harris, al considerar que las políticas del expresidente harían retroceder al país.
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