La decisión del Buró fue de 12 votos contra 10, una instancia dominada por la izquierda que dio así luz verde a la continuidad de la iniciativa, la cual será debatida en la cámara baja.
Existe consenso en suelo galo de que la propuesta presentada por 81 diputados, la mayoría de LFI y algunos ecologistas y comunistas, tiene opciones casi nulas de éxito, ya que debería ser validada por dos tercios de los parlamentarios tanto en la Asamblea Nacional como en el Senado.
Ni siquiera dentro del bloque de la izquierda Nuevo Frente Popular existe total acuerdo, con los socialistas que adelantaron su voto en contra de la destitución.
LFI inició el proceso de destitución de Macron con los argumentos de que desconoce la voluntad popular expresada en las urnas y que dio un golpe de fuerza a la democracia, después de que el presidente descartara nombrar a un primer ministro de la izquierda.
El Nuevo Frente Popular fue la lista que más diputados logró en las elecciones legislativas de julio (193), aunque lejos de la mayoría absoluta en la Asamblea (289), por lo que reclama el derecho a formar gobierno.
Sin embargo, el jefe de Estado designó hace dos semanas a Michel Barnier como primer ministro, una figura de la derecha, y en particular del partido conservador Los Republicanos, relegado en los comicios.
La Constitución de 1958 establece en su artículo 68 que el presidente de la República puede perder el cargo en caso de “incumplimiento manifiesto de sus funciones”, al actuar de manera “incompatible con el ejercicio de su mandato”.
El texto será estudiado en una comisión de la Asamblea Nacional, que tendrá que presentarlo en el orden del día entre 13 y 15 días después del dictamen.
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