Esa decisión allanará el camino a una baja de los costos de endeudamiento para los estadounidenses en todos los órdenes, desde hipotecas hasta tarjetas de crédito, lo que además marca un hito en la lucha del banco central contra la inflación.
La gobernadora de la Fed, Michelle Bowman, que ha expresado con frecuencia su preocupación por la persistencia de las presiones sobre los precios, fue la única que discrepó y se mostró partidaria de un recorte de un cuarto de punto, según reseñan medios locales.
En sus últimas previsiones económicas, los funcionarios de la Fed también prevén más recortes de tasas a finales de año.
También se augura que el desempleo suba hasta el 4,4 por ciento, frente a la tasa actual del 4,2 por ciento registrada el mes pasado.
La inflación es muy inferior a los máximos para cuatro décadas reportados en el verano de 2022, lo cual se logró sin una recesión.
De acuerdo con los expertos, la Fed se movió en la cuerda floja para controlar la presión de los precios sin sacrificar el mercado laboral estadounidense.
El mes pasado el presidente de la Fed, Jerome Powell, anticipó que harán todo «lo que podamos para apoyar un mercado laboral fuerte a medida que avanzamos hacia la estabilidad de precios».
«Ha llegado el momento de que la política se ajuste», subrayó Powell en agosto en una reunión anual en Jackson Hole, Wyoming.
La principal asesora económica del presidente Joe Biden, Lael Brainard, afirmó que la economía de Estados Unidos está en un «importante punto de inflexión».
Esta fue la última reunión de la Fed previa a las elecciones presidenciales; la próxima se desarrollarà los días 6 y 7 de noviembre.
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