Citado hoy por Jornal do Brasil, detaló que en estos momentos hay en curso 85 investigaciones y existen diferentes hipótesis que pueden haber motivado a personas de distintas partes del país a iniciar el incendio que consume la riqueza, la salud y la capacidad del ser humano de existir en su país.
Por su parte, la ministra de Medio Ambiente y Cambio Climático, Marina Silva, también ve un escenario de resistencia a la reanudación de una política pública ambiental.
«Logramos retomar la creación de unidades de conservación, la demarcación de tierras indígenas, el combate a la minería, hacer un esfuerzo enorme para reducir la deforestación el año pasado en un 50 por ciento, este año ya la hemos reducido en un 45 por ciento”, expresó.
Se trata de “una combinación de un evento climático extremo que está devastando no sólo a Brasil, sino al planeta, y criminales incendiando el país», añadió.
A menos de 10 días de que finalice septiembre, Brasil ya ha registrado casi 200 mil brotes de siniestros desde principios de año y más de la mitad de este total comenzaron en el Amazonas.
En este contexto, Jornal do Brasil mencionó al investigador Mauricio Torres, del Instituto Amazónico de Agricultura Familiar de la Universidad Federal de Pará, quien señaló que históricamente el fuego es una de las etapas de un proceso más amplio de apropiación de terrenos públicos no destinados.
Si bien el uso de este elemento tiene muchas otras funciones en el campo, como controlar plagas en zonas de pasto o eliminar residuos sólidos, el fuego también sirve para completar el proceso de tala.
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