El envío a grandes nichos como Estados Unidos y Europa requiere ciertos parámetros que garanticen la calidad de la elaboración y las buenas prácticas durante el proceso, explicó el especialista en el tema Jacobo Peters.
Un buen paso sería contar con un sello especial de miel orgánica, acotó el miembro de la Unidad de Inteligencia de Mercados en la Asociación Guatemalteca de Exportadores (Agexport), citado por el diario local Prensa Libre.
La apicultora Karla Pineda señaló, por su parte, la dificultad de obtener una certificación de estas, al considerar los recursos necesarios para ello.
También propietaria de Comvenser, una empresa que, desde 2006, se dedica a la producción de miel orgánica en el país, calificó los procesos para la obtención de un sello como difíciles y costosos.
Mencionó que actualmente cuentan con uno blanco, otorgado por el Ministerio de Economía, que garantiza la calidad del producto; sin embargo, esto no mejoró sus ventas.
Las carteras de Agricultura y Salud descartaron tener la jurisdicción para llevar a cabo el proyecto, de acuerdo con el medio de prensa.
Peters insistió en que, en un futuro, es probable que los mercados exijan una certificación para productos como la miel a fin de que puedan ser exportados.
Este territorio centroamericano vendió alrededor de un millón de kilogramos de miel, amplió, mientras de ese total, 400 mil fueron a Alemania y 190 mil a Suiza, por lo que casi el 70 por ciento se dirigió a Europa, remarcó.
El llamado viejo continente, subrayó el experto, tiene una población interesada en el consumo de productos saludables.
Si lo analizamos puntualmente, Europa representa 170 mil kilogramos de miel, Centroamérica 270 mil, América del Norte 51 mil y Asia 42 mil, aseveró Peters.
Datos de la Agexport distribuyeron el monto del año pasado en 11 naciones y cinco regiones, con 1,3 millones de dólares a Alemania; Suiza (770 mil), Costa Rica (484 mil), Honduras (306 mil) y Japón (203 mil).
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