Por Edel Suárez Venegas
El nació cinco años antes que yo (en 1935) y se inició en el periodismo a mediados de la década de 1950, con escritos de críticas de cine para el Diario Nacional de La Habana, donde trabajó como redactor y titulista.
Nos conocimos cuando ambos estudiábamos en la Escuela Profesional de Periodismo Manuel Márquez Sterling. Luego, él trabajó en el periódico Revolución y yo, en Radio Reloj. Hicimos guardia juntos durante la invasión mercenaria por Playa Girón (1961).
Bodes Gómez pasó a laborar en Prensa Latina a fines de 1959, agencia a la que yo me incorporé en 1968.
En Prensa Latina fue redactor nocturno, compartió jornadas con los fundadores cubanos y latinoamericanos, encabezados por el argentino Jorge Ricardo Masetti, su primer director general.
Masetti gozaba de gran prestigio en el gremio periodístico por haber estado entre los primeros reporteros en subir a la Sierra Maestra (dos veces) para entrevistar a Fidel Castro y a Ernesto Che Guevara.
Creo que el pesar por el fallecimiento de Bodes Gómez trasciende el gremio periodístico cubano, pues estableció duraderas y profundas relaciones con numerosos colegas extranjeros, especialmente latinoamericanos.
Se hizo investigador y especialista en temas económicos regionales y mundiales, particularmente en los problemas de los países del Tercer Mundo.
Recuerdo especialmente su participación en el equipo de Prensa Latina que cubrió la Cumbre del Movimiento de Países No Alineados en 1976, en La Habana. Asimismo, la de la Asamblea General de la ONU, en 1979, en la que habló Fidel Castro como presidente de Cuba y del Movimiento de Países No Alineados.
Trabajaba a toda hora, hacia el resumen general diario, era muy estricto consigo mismo, a la vez que muy colaborador con los demás colegas.
Aparte de las numerosas coberturas en la redacción central habanera, vivió interesantes experiencias como corresponsal de la agencia en Chile, Rusia y Argentina, donde en ocasiones su vida corrió peligro.
El 11 de septiembre de 1973, durante el golpe militar contra Salvador Allende en Chile, Bodes Gómez recepcionó telefónicamente en Buenos Aires toda la información de nuestros corresponsales en Santiago, que no tenían otra forma de comunicarse, para retransmitirla a la central.
En Buenos Aires, sufrió el aumento de la hostilidad hacia la embajada de Cuba y los ciudadanos cubanos tras el golpe militar de 1976. A pesar de los peligros, solo abandonó Argentina en 1977, cuando fue relevado.
Bodes Gómez es considerado además un maestro en la formación de generaciones en Prensa Latina, donde siempre transmitió sus experiencias a los nuevos integrantes de la agencia.
Merecedor de varias distinciones, publicó también libros sobre periodismo y política, como Desafío a la desinformación, Mate y ron, El estilo cablegráfico y Los años precursores (Memorias de Prensa Latina 1959-1962).
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