El sector farmacéutico sufrió el vandalismo e incendios, y no solo los establecimientos dejaron de brindar sus servicios, sino también los centros de formación de recursos humanos de esta esfera, debido a la crisis de seguridad.
Los laboratorios se vieron obligados a suspender la producción, las agencias farmacéuticas también se vieron afectadas y a varios depósitos de distribución los pandilleros les prendieron fuego.
El representante de la Asociación de Farmacéuticos de Haití (APH), Pierre Hugues denunció que «la Facultad de Medicina y Farmacia que forma a los profesionales fue vandalizada.
Como resultado del cierre de estos recintos los pacientes están experimentando dificultades para obtener ciertos medicamentos; y en el caso de los nuevos ya no están disponibles en el mercado, debido a complicaciones relacionadas con la cadena de suministros.
Debido a la escasez de ciertos productos, los precios subieron bruscamente, y en medio de esta problemática aparecen en el mercado los falsificados.
Los tres laboratorios del país, 4C, Farmatrix y Pharval, reanudaron el servicio, pero a los empleados por la violencia les cuesta llegar a sus puestos de trabajo, faltan materias primas e insumos, comentó el representante de la APH.
Condenó la postura del Estado que incentiva las importaciones en detrimento de la producción nacional. Hugues argumentó que los impuestos a la importación de productos farmacéuticos terminados son solo del siete por ciento, mientras que las de materias primas para la producción local ascienden al 20 por ciento.
Los laboratorios haitianos -explicó Hugues citado por el diario Le Nouvelliste- se especializan en la producción de formas secas y líquidas, es decir, cápsulas, tabletas, suspensiones y gotas para los ojos, pero no producen inyectables ni solutos.
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