Para los creadores de esta muestra, esa línea es más que un simple límite visual entre la tierra y el cielo; es una frontera que marca la intersección de dos planos opuestos, pero inseparables, expresó la especialista Maybel Elena Martínez, quien compartió la curaduría con Alejandro Jurado.
Como línea espacial, ya sea real o imaginaria, comentó Martínez, la selección define y enmarca nuestra percepción del entorno, creando un sentido de orientación y límite en la vastedad.
La exposición propone un recorrido transversal por el tema del horizonte, uniendo las miradas y los enfoques de estos artistas de distintas generaciones y bajo la premisa de que aún, «cuando compartimos el mismo sol, cada línea horizontal es única», así lo definió la experta.
El horizonte es personal e irrepetible, y este proyecto explora la diversidad de interpretaciones que surgen de la experiencia humana, ante esa frontera inmutable, pero cambiante siempre, señaló Martínez.
Según la artista, cada obra es una reflexión sobre un borde que, si bien visible, nunca es igual para ninguno de nosotros, revelando así la heterogeneidad de nuestra mirada y por tanto, de nuestro ser, concluyó.
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