Castillo, de 73 años, integrará por tanto el colegio cardenalicio que secunda al papa Francisco, colectivo que tiene entre sus atribuciones la de votar en la elección de un nuevo pontífice, cuando corresponda.
Desde antes de ser nombrado arzobispo, en reemplazo del conservador Juan Luis Cipriani, Castillo destacó por sus constantes mensajes de justicia social y derechos humanos y desde el Arzibispado se ha pronunciado en favor de los pobres y excluidos, unido a la ejecución de programas de solidaridad.
La versión de Internet del diario La República comentó que, como arzobispo, ha sido además “un crítico de las injusticias y la corrupción, y se espera que desde su nuevo rol continúe promoviendo un mensaje de paz, solidaridad y compromiso social”.
En su homilía de hace una semana, formuló un saludo por el Día del Periodista, en el que afirmó que «es necesario que la voz, cuando se levanta, se levante bien, y no se hagan subterfugios y mentiras cuando ocurren cosas de verdad”.
Dijo también que “tenemos que enorgullecernos de que existan periodistas que defienden los derechos de los pobres y son perseguidos”.
En aquella oportunidad ratificó sus posiciones críticas al señalar que “se tiene que entrar, en toda la sociedad, a un proceso profundo de renovación, pero mucho más en la Iglesia”.
También se refirió tácitamente a la secta Sodalicio, cuyos dirigentes fueron expulsados por el papa Francisco.
“Quien ha cometido delitos tiene que purgarlos”, señaló sobre los abusos sexuales y físicos cometidos por esa agrupación.
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