En una carta a los católicos que habitan en esa región geográfica, el Sumo Pontífice expresó que “hace un año se encendió la mecha del odio; no se extinguió, sino que estalló en una espiral de violencia”, y “parece que pocos se interesan por lo que más se necesita y lo que la gente quiere: el diálogo, la paz”.
Francisco denunció “la vergonzosa incapacidad de la comunidad internacional y de los países más poderosos para silenciar las armas y poner fin a la tragedia de la guerra”, señala un comunicado divulgado este lunes por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
El Obispo de Roma reafirmó que “no me canso de repetir que la guerra es una derrota, que las armas no construyen el futuro sino que lo destruyen, que la violencia nunca trae la paz. La historia lo demuestra, pero años y años de conflictos parecen no haber enseñado nada”.
Manifestó que, desde su corazón, tiene que decir que está “al lado de todos los hombres y mujeres, de todas las denominaciones y religiones, que sufren la locura de la guerra en Medio Oriente”.
Expresó que está con los habitantes torturados y exhaustos de Gaza, con quienes se ven obligados a abandonar sus casas, sus escuelas, sus trabajos, y vagan “en busca de un destino para escapar de las bombas”.
También acompaña a las madres que derraman sus lágrimas mirando a sus hijos muertos o heridos, y a los niños “que habitan las grandes tierras de Medio Oriente, donde las conspiraciones de los poderosos les quitan el derecho a jugar”.
“Estoy con vosotros, sedientos de paz y de justicia, que no cedéis a la lógica del mal”, y “que tenéis miedo de mirar hacia arriba, porque del cielo llueve fuego”, añadió.
El Pontífice agregó en su misiva que está cerca, además, de quienes “no tienen voz, porque se habla mucho de planes y estrategias, pero poco de la situación concreta de quienes sufren la guerra, que los poderosos hacen hacer a otros”.
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