Al igual que su agasajado, quien usaba como seudónimo literario João do Rio y registró conflictos, temores y dilemas de su tiempo, este año la Flip, que se extenderá hasta el 13 de octubre, pretende traer al centro de las discusiones la pluralidad de visiones y sensibilidades del mundo contemporáneo.
La feria contará este año con 35 autores invitados, de los cuales 15 extranjeros.
Estarán el escritor francés Édouard Louis, la argentina Gabriela Cabezón, la chilena Arelis Uribe, la mexicana Jazmina Barrera, la española Brigitte Vasallo, entre otros.
También el evento en su edición 22 promoverá debates sobre cuestiones actuales como el impacto de las quemadas. Con Pablo Casella y Txai Surui, dos voces que vienen desde el interior del bosque, la mesa Cesar el fuego está marcado para el sábado.
Habrá además otros intercambios acerca del racismo y el dolor de las mujeres por ese flagelo, las emergencias climáticas, la inteligencia artificial y la violencia contra los pueblos indígenas.
«En esta curaduría tuvimos la preocupación de discutir temas actuales como el cambio climático, las quemaduras y las guerras en Gaza y en el Líbano, la censura, la inteligencia artificial y la desinformación», afirmó Ana Lima, curadora de Flip, en entrevista concedida a la Agencia Brasil.
Señaló que la literatura y estas formas de artes verbales son esenciales para ayudar a organizar el mundo.
«Al mismo tiempo que nos sentimos muy provocados por obras literarias muy contundentes, también sentimos cierto alivio cuando la obra nos ofrece un recorte para comprender el caos en el mundo», razonó.
Otro asunto que aflorará en la fiesta es el enfrentamiento al odio en las redes sociales, mesa que se realizará el viernes.
«El odio en las redes es una discusión muy contemporánea. Estamos en plena elección y hay dos o tres elecciones que entendemos el poder de movilización de internet, los grupos de odio y la polarización», apuntó Lima.
Además de crítico de arte y escritor de novelas y obras de teatro, el gran homenajeado de esta edición fue un reportero diferente, al narrar los acontecimientos cotidianos de forma literaria, uniendo el reportaje y la literatura.
Fue, asimismo, el primer periodista en subir colinas, escuchando con atención y afecto la voz de las calles, convirtiéndose en una especie de portavoz de un pueblo que no encontraba espacio en la prensa.
Según historiadores, cuando comenzó a trepar callejones y seguir manifestaciones culturales, observando de cerca los hábitos de una ciudad que se transformaba vertiginosamente, João do Rio fundó un nuevo modo de hacer periodismo.
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