Descubierto en enero de 2023 por los telescopios del Observatorio Tsuchinshan en China y confirmado por el proyecto ATLAS en Sudáfrica, este cometa fue apodado así debido a su excepcional brillo y a la rareza de su trayectoria.
Según los astrónomos se verá en todo el hemisferio norte como una brillante bola de fuego en el cielo oscuro, con una cola larga y extendida que equivale al diámetro de 42 lunas.
A finales de septiembre el astro pasó cerca del sol sin desintegrarse, un fenómeno que se conoce como perihelio.
Se estima que habría pasado por última vez alrededor del Sol hace 80 mil años, cuando pudieron observarlo los neandertales.
Lleva la letra C en su nombre por tratarse de un cometa no periódico, es decir, con una trayectoria abierta estimada en miles de años.
Tsuchinshan-ATLAS procede de la nube de Oort, en los límites del campo gravitatorio del sistema solar y su lugar de origen, un enorme almacén de objetos estelares del que se surgió, por ejemplo, el cometa Halley.
Este evento evoca también a los impresionantes cometas Hale-Bopp y Hyakutake que hace casi tres décadas dejaron una huella imborrable en la memoria de científicos y amantes de la astronomía.
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