Durante su extensa carrera, Mestre (1954-2024) se destacó en los ámbitos del teatro, la televisión y el cine, y paralelamente patentizó su compromiso con la Revolución y la identidad nacional.
Dejó una huella imborrable en la escena artística y educativa de su país y se ganó el respeto de su pueblo, al cual regaló actuaciones excepcionales e inolvidables personajes.
Nacida en La Habana, estudiosa de las Matemáticas, graduada de Sociología y con formación militar, se posó en el mundo del teatro en virtud de la poesía y los versos de José Martí, el Movimiento de la Nueva Trova y de los Artistas Aficionados.
Se graduó con honores en 1981 del Instituto Superior de Arte (hoy Universidad de las Artes ISA) en la Licenciatura en Artes Escénicas.
Corina Mestre siempre recordó a quienes fueron sus maestros: el instructor de teatro Humberto Rodríguez y a otra grande de las tablas, Raquel Revuelta.
No solo se desarrolló como actriz de teatro para adultos, también dedicó una parte de su carrera al teatro para los más pequeños.
Quedaron en la memoria colectiva sus roles en telenovelas como Pasión y prejuicio, El eco de las piedras, Salir de noche, Doble juego y otras más que calaron hondo en los espectadores cubanos.
La reconocida actriz también mantuvo un trabajo permanente de promoción vinculada a la trova y la poesía.
Entre los muchos reconocimientos que mereció, recibió la Distinción por la Cultura Cubana en el año 1994 y fue condecorada en el año 2016 con el Premio Nacional de la Enseñanza Artística por los méritos alcanzados.
Le fue otorgado el premio Maestro de Juventudes en 2017 y en 2022 recibió el Premio Nacional de Teatro.
Corina Mestre, desde tu impronta imborrable en Bodas de sangre, Macbeth y La casa de Bernarda Alba, pasando por La cenicienta, Caperucita roja y otras obras que actuaste para los niños, y tu huella en pantalla en tantos roles, entre los más cercanos el de la teleserie De amores y esperanzas, llegue a tu memoria el eterno aplauso de Cuba.
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