Los respectivos gobiernos aconsejaron a los asentados en zonas bajas y próximas a los ríos y lagos buscar refugio en iglesias y escuelas en las cuales se hayan improvisado refugios y vigilar el aumento de los cauces.
La alarma abarca a los residentes en las zonas costeras de Nigeria, Togo, Benin y Ghana, cuyos gobiernos observan con inquietud los aguaceros que ahogan a varios de sus vecinos del Sahel donde las inundaciones provocadas por torrenciales aguaceros ocasionaron más de mil muertos y unos cinco millones de damnificados.
El Sahel, escenario notorio en la actualidad por los ataques de grupos islamistas, es una zona ecoclimática del norte de África la cual limita al norte con el Sáhara y al sur con la sabana sudanesa y, de oeste a este, atraviesa todo el continente desde el océano Atlántico hasta el mar Rojo.
Las probables inundaciones están complicadas por la baja capacidad de drenaje de las tierras y la magnitud de las precipitaciones que sobrepasa todos los registros históricos de intensidad promedio, según informe del Centro del Clima del Creciente Rojo en Uagadougou, la capital de Burkina Faso.
El informe, circulado a la prensa, alerta de que existe la posibilidad de que las inundaciones en el Sahel fluyan hacia el sur donde las ciudades, carentes de protección y de fondos “sufrirán el grueso de las consecuencias de estas riadas”.
Los pronósticos de las agencias meteorológicas coinciden en que las regiones costeras de Nigeria, incluida su excapital Lagos, Benin y Togo, al igual que la ghanesa de Volta, recibirán durante este mes más aguaceros que los habituales durante la época de lluvias.
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