El paro hace que la compañía pierda unos 100 millones de dólares diarios en un momento en que Boeing atraviesa por la que podría ser quizás una de sus peores crisis en materia de seguridad y reputación.
Los problemas para el gigante de la aviación comenzaron en enero cuando, en pleno vuelo, un aparato de Alaska Airlines perdió parte del fuselaje, un hechp que se sumó a otros viejos problemas desde 2018, año en que dos 737 MAX 8 estuvieron involucrados en accidentes fatales que provocaron más de tres centenares de muertos.
La huelga de los empleados de Boeing continúa mientras ya corrió la voz de los planes para reducir en un 10 por ciento la plantilla de la empresa, lo que significaría la eliminación de unos 17 mil puestos laborales.
El pasado 11 de octubre el director ejecutivo de Boeing, Kelly Ortberg, dijo en una carta que la drástica reducción se producirá en los próximos meses. «Nuestro negocio está en una posición difícil y es difícil exagerar los desafíos que enfrentamos juntos», subrayó.
«Más allá de navegar en nuestro entorno actual, restaurar nuestra empresa requiere decisiones difíciles y tendremos que hacer cambios estructurales para asegurarnos de que podemos seguir siendo competitivos y cumplir con nuestros clientes a largo plazo», añadió Ortberg en la misiva.
Los participantes en el paro exigen que la compañía acepte un alza salarial del 40 por ciento que compense el incremento de los costes desde la última revisión, hace 16 años, también después de una acción similar.
Pero Boeing solo limitó hasta ahora su oferta a una subida del 20 por ciento, llegando incluso a ofrecer el 30 por ciento directamente a los trabajadores, sin mediar con el sindicato, para intentar romper la huelga, de acuerdo con el reporte de medios locales.
En lo que va de año, las acciones del fabricante aeronáutico bajaron un 41 por ciento, lo cual significó una rebaja de su valor de mercado en unos 60 mil millones de dólares.
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