Las fuentes citan informes de Naciones Unidas (ONU), en los que se afirma que solo en la ciudad de Bor, capital del estado de Jonglei, fueron desplazadas unas 375 viviendas.
Según testigos presenciales, los residentes se enfrentan a condiciones terribles, y muchos carecen de necesidades básicas y atención médica, lo que ha llevado a la propagación de enfermedades como la malaria y la neumonía.
Especialistas señalan este martes que hay una creciente frustración entre las víctimas de las inundaciones, que están pidiendo ayuda inmediata al gobierno para que atienda sus necesidades urgentes y advierten que sin una intervención rápida, es probable que la crisis en el estado de Jonglei siga aumentando.
A esta difícil situación se agregan los constantes enfrentamientos intercomunitarios en Sudán del Sur por las diferencias entre pastores y agricultores en las zonas más fértiles del país.
Tras una guerra civil de cinco años que destrozó la economía, causó casi 400 mil muertos y desató una crisis humanitaria, el país enfrenta todavía el reto de la reconciliación.
En opinión de analistas, el pasado año las discrepancias aumentaron en ese territorio debido a luchas intercomunitarias entre etnias africanas y árabes.
Otro flagelo con el que lidia el país es la inseguridad alimentaria, que amenaza a más de siete millones de personas.
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